CONSEJO:

Al ser un diario será más comprensible si se lee desde la primera entrada. Domingo 29 de noviembre 2009
Gracias por vuestra atención

martes, 29 de diciembre de 2009

Viernes 25 de diciembre de 2009 fun, fun, fun.


Ricardo no es persona de preparar grandes cenas. En vez de eso colocó sobre la mesa un surtido de entrantes como: Lomo, Jamón ibérico, langostinos, queso y unas conservas traídas por un amigo suyo desde Galicia. Estuvimos tranquilamente viendo el especial de navidad y tras la cena acabamos tirados en el sofá. Tonteamos un rato y nos quedamos dormitando hasta que llamaron a la puerta.
Venían a buscarme para salir por chueca. Sinceramente no me apetecía mucho, eso de tener que divertirme por que sí, no es lo mío, ya zorreo bastante el resto del año.

Empezamos a charlar y nos tomamos unas cervezas antes de irnos. Observé sorprendido que Javi y Ricardo no paraban de hablar entre ellos. Los presenté el día de mi cumpleaños y me pareció que congeniaban muy bien, de hecho al irnos Javi decidió quedarse.
-¿Os importa que me quede?, no me apetece mucho salir, prefiero quedarme aquí tranquilamente.- se excusó, con una mirada cómplice a Ricardo.
Yo miré a Ricardo y comprobé que estaba encantado de que se quedará, así que no insistí más y allí se quedó.
Reconozco que me dieron un poco de celos al sentirme sustituido. Sabía perfectamente porque y para que se quedaba. Pero en el fondo me alegro por ellos.
Salieron a despedirnos hasta la puerta donde miré de soslayo a Ricardo que me escrutaba tratando de averiguar como me lo estaba tomando. Intenté disimular como sin darle importancia. Pero me lo leyó en los ojos.


Hemos estado en un par de garitos y Carmen no parece la misma desde que rompiera con el novio. Vital, es la palabra, no paraba de reír, de bailar en cualquier parte. Simplemente se la ve feliz.
En cuanto tuve la oportunidad me desmarqué y me marché andando para casa. A mitad de camino se me ocurrió que estaría mejor en casa de Paco allí tenía calefacción, en cambio el abuhardillado estaría helado.
Al final no me pareció tan buena idea. Cuando llegue le eche de menos, las sabanas tenían su olor y no era tan divertido como cuando el me mima.
En definitiva la noche buena no fue lo que yo esperaba.
-¿Qué estará haciendo ahora Paco?, ¿será hora de buscar una pareja estable?-

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Martes 22 de diciembre de 2009



Hoy es mi cumpleaños y al salir de trabajar invite a comer a mis amigos, Javi, Miguel, Carmen, Carlos y Ricardo que llegó tarde casi a los postres, pero allí estaba y es lo importante. También recibí una llamada de Paco desde Roma según me dijo y de Oscar este desde Afganistán. (Esto tengo que resolverlo pero no tengo ni idea de como.) No sé si entra en la categoría de novio. En está ocasión no he querido cogerle dinero aunque él ha insistido, así que lo he dejado dentro de la caja donde guarda sus fetiches. El caso es que a Oscar tampoco lo veo así, claro que a este nunca le he cobrado un euro.

La cosa es que me ha pedido, Paco, que le reserve el fin de semana de fin de año. He bromeado con él diciéndole: “que quieres muslo o nabo” de todo, respondió.
Al grano, quiere que lo pasemos en Londres, en una plaza que lleva el nombre de una batalla, dice que los pilotos tienen una cantidad de viajes asignados al año para amigos o familiares y el no los utiliza.
Estoy pensando en trabajar los días que me toca librar y coger el viernes por la mañana que cae en treinta y uno y el domingo día dos, Pero tengo que hablarlo con Javi el encargado.

Durante la comida se lo he contado a ellos teniendo cuidado de no volver a sacar el tema cuando llegó Ricardo. Han empezado a llamarme Pretty Woman y bromitas por el estilo. Nos ha entrado la risa tonta y Carmen decía que era igual que la Julia Robert. Yo le he dicho que ni de coña que yo la tengo más grande. Y vuelta a reír.
Ahora me marcho con Ricardo a su casa a pasar un rato con él y después me marchare para casa. He quedado con los chicos para el viernes por la noche después de la cena. Nos iremos a bailar a Pasapoga para celebrar mi cumple con esta mandado..

Ah, sí me olvidaba de los regalos. Libros. “La mano de Fátima” y “Orgullo y prejuicio y Zombis”, este ultimo es del friki de Javi. En la solapa dice que está ambientado como la novela de Jane Austein pero con Zombis y todo. El anterior un estilo a la catedral del mar que me gusto bastante. Aunque dudo mucho que a una persona le puedan pasar tantas cosas seguidas en una sola vida.

martes, 22 de diciembre de 2009

Sábado 19 de diciembre 2009


Madrugada del domingo.


Tengo tantas cosas que contar que no se por donde empezar. A veces me sorprendo escribiendo en una servilleta de papel una palabra que abarque la idea que quiero que no se me olvide para contarla aquí. Por ejemplo, ahora en la que tengo en la mano pone “puyazo”.
Os adelanto que ya se a que se dedica Paco. Pero cada cosa a su debido tiempo.

Primero lo primero. Para cerrar el tema de la cena de empresa.
Ya dije que me pondría mi mejor traje, y así lo hice. La verdad es que di la campanada, y de que manera, por que en general los comentarios fueron buenos exceptuando un par.
La cosa es que Mª José, una de las chicas de mi sección que se encontraba a mi izquierda, en un momento de la cena, la note muy atenta conmigo cosa que me incomodó un poquito. Yo trataba de evitarla ya que justo enfrente tenía al que se supone que está coladito por ella, y solo digo se supone. Estuvimos un rato contando chistes y anécdotas del trabajo, vamos lo típico. Ella estaba un poquito tocona y yo veía que a Jorge, Jorge es el de enfrente, no me quitaba ojo y por la forma no llevaba buenas intenciones.
Para salir del aprieto decidí levantarme para ir al baño y dejar que se enfriara la cosa que por mi parte estaba más que fría. Al regresar tenía que pasar entre la mesa y unos biombos que habían colocado para separarla de la puerta de los aseos, donde escuché el siguiente comentario:
-No pierdas el tiempo con ese, que no va a dar chispa.- y luego una risita.
-¿Por qué dices eso?- le preguntó ella.
-Bueno, es que desde que está con nosotros no se le conoce hembra, ya entiendes.- ahora la risotada que soltó hizo callar a los demás que estaban ajenos al tema del que hablaban.


Decidí aparecer de repente y cortar de raíz los cotilleos.
-Mira Jorge si quieres saber con quien me acuesto solo tienes que preguntármelo, pero como veo que no tienes cojones para hacerlo te lo voy a decir. Si, soy gay o maricón o como lo quieras llamar y que sepas que hace solo una semana el que estaba en boca de todos eras tú y curiosamente también por el mismo tema. Cualquiera de los que están aquí sabe de lo que estoy hablando. Así que no trates de esconder lo tuyo sacando lo mío que es de sobra conocido por todos. Yo nunca lo he ocultado.- Jorge intento levantarse un par de veces soltando lo de “¡haber si te voy a poner el otro ojo del mismo color, maricona!” pero Javi, el encargado, le agarraba del brazo. Cosa que no era necesaria por que dudo mucho que intentará agredirme.
-Y la próxima vez que quieras llamar maricona a alguien hazlo delante de un espejo.-
Fue entonces cuando me di cuenta del silencio que había en el restaurante. Me giré y todas las mesas estaban pendientes de nosotros.
-Será mejor que me vaya. Por favor, Mª José haz el favor, toma y paga mi parte.- dije sacando de la cartera treinta euros y entregándoselos, cantidad estipulada por cabeza para el menú de navidad.
-No te vayas Ángel.- me pidió sintiéndose incomoda con mi marcha. O eso creo, por que mi relación con ella siempre ha sido buena.
-No te preocupes, nos vemos mañana por la tarde, recuerda tenemos que currar.- dije volviendo a mirar directamente a Jorge.
-¡Coño Ángel no te vayas, tío! - era Javi que me suplicaba con un gesto de “no me hagas esto”.
Hice un movimiento con la mano y me di la vuelta. Todo bordado hasta que la voz de Mª José me dijo:
-Te dejas el abrigo.-
Así que me tuve que volver y recogerlo del respaldo. Menos mal que no lo dijo con rintintín. Como “tedejasel abriiiigooo”.Con lo bien que había quedado mi marcha sin tener que volverme.
El lado bueno es que este año no me he tenido que inventar nada para largarme de la cena. ¡Qué liberación!


Es curioso pero al día siguiente en el trabajo los pasillos que son responsabilidad mía estaban más revueltos que nunca, se notaba la mano de Jorge.
Ahora me avergüenzo de mi reacción en la cena. No se dé donde me salió tanta agresividad. Yo no soy así, generalmente soy bastante cobarde para los enfrentamientos.
Creo que tengo un nuevo enemigo.


Vamos con Paco.
Hay cambios, y cuando digo cambios es en todos los sentidos. Para empezar el colchón no estaba en el suelo como siempre cosa que lamenté, sobre todo cuando tengo calor por que solo con estirar un brazo o una pierna sobre el suelo frío me refrescaba, ahora hay un canapé de esos que se levantan y puedes guardar cosas dentro. La ventana tiene un estor y el armario empotrado estaba más lleno de ropa que de costumbre. Y ¡oh!, sorpresa, como adelante antes, allí estaba la prueba que me sacaba de todas dudas, un uniforme de piloto. Si, piloto de aviación. Ahora entendía lo de la maleta tipo fin de semana y el piso sin amueblar, el llamarme de repente para quedar. Es evidente que lo tiene para cuando está de paso. Lo que descarta lo del ejecutivo y si bien hoy me volvió a recoger con el BMW es probable que el otro fuese de alquiler. Ay, mentirosillo.
-Así que piloto ¿eh?- dije sacando la gorra y poniéndomela.
-Pues sí, pero yo nunca dije otra cosa.- no pudo evitar sonreír.
-Bueno, lo cierto es que nunca me dijiste nada, claro que está lo de los coches de empresa.- le guiñe un ojo y chasquee la lengua.
-Algo tenía que decir, el primer día no vas contándole a nadie tu vida sin más.- y tenía razón.
-Pues me encantaría vértelo puesto y quitártelo ya ni te cuento.- reí.
-Eso tiene solución pero otro día, ¿te parece?- dijo quitándome la gorra y volviendo a guardarla en el armario.
-Que así sea.- sentencie.
-¿Que te paso en el ojo?- dijo acariciándolo alrededor con el dedo pulgar.
-La puerta del armario de la cocina que se abre sola y este es el resultado.- quien era ahora el que mentía pensé sintiéndome culpable.
Un beso en el ojo y luego fue a por los labios.
El reestreno de la cama fue espectacular, parecía que venía con ganas. En el ambiente flotaba,… no se como decirlo, confianza, relajación, paz, tranquilidad. Cada uno hacía lo que le apetecía. Ya no me quedaba a la expectativa de sus deseos sino que satisfacía también los míos. Sudando, permanecimos un rato en la cama tumbados boca arriba, en la imagen solo faltaba el típico cigarrillo de después.


Me estoy refrescando la cara en el lavabo cuando entra y situándose tras de mi roza su miembro erecto contra mi trasero pasándolo entre las piernas y agarrándome de la cintura, me giró para darle un beso pero el alarga el brazo para alcanzarme la toalla que está colgada por encima de mi hombro en el lado izquierdo.
No se por que, pero hice un amago instintivo para esquivar un golpe. Todavía recuerdo su expresión de sorpresa. Me miró el ojo en silencio.
-¿Qué te ha pasado de verdad?- dijo muy serio.
-¿Cómo?- me hice el loco.
-Te hablo del ojo y de lo que acaba de suceder.- salí del baño y él tras de mí.
Cuando volvimos a la cama se lo conté todo. Escuchaba muy atento siguiendo mis gestos con la mirada, después se mostró muy cariñoso, demasiado quizás. Cosa que no me gusta nada, me pone nervioso.


Ahora la segunda vez que me ha penetrado incluso me pregunta si me duele.
Nos dormimos.
Me despierto. La sirena de una ambulancia suena a lo lejos, busco mi reloj, son las cuatro y cinco de la madrugada. Veo una silueta en la ventana, le observo con una mano apoyada en el marco mientras mira desnudo a la calle.
-¿Te pasa algo?- susurro.
-No nada solo me he despertado y… he estado pensando,… no se,… estoy tan a gusto contigo que,… veras me preguntaba si,… tu. Estaba pensando en darte una llave para que puedas salir y entrar cuando quieras. Pero no se si,… buscas algo serio o si yo soy lo que buscas o solo estas conmigo por… bueno, ya sabes.- divaga. Sigue mirando por la ventana pero no se vuelve.
Entiendo que no lo haga, si lo hace me obliga a darle una respuesta y presiento que hay una que no quiere oír. Guardo silencio, mi vida esta demasiado liada para complicármela aún más. Le oigo soltar el aire, creo que esta decepcionado. Y decido echarle un hueso.
-Si te parece puedo aceptar las llaves de momento y eso deja abierta la puerta al futuro.- volví a susurrar como temiendo despertar a alguien o algo. Sin quererlo me salio una frase que ni yo me creo que la haya dicho sin haberla pensado antes.
Parece gustarle el hueso por que salta a la cama a por más de mi.



Amanecemos abrazados, bueno, aunque rompa el romanticismo más bien el que está abrazado a mi es él. Yo no soporto mucho tiempo el toqueteo, soy arisco por naturaleza y necesito espacio.
Remoloneamos en la cama un rato hasta que el estómago nos pide que le echemos algo de desayunar. Para mi sorpresa el frigorífico esta repleto de alimentos y bebidas. Otro cambio.
Me entrega un llavero con las llaves en un gesto solemne. Las acepto.
-Ven cuando te apetezca, aunque no este yo, solo saber que estarás por aquí ya me agrada.- después añade.- ¿Puedo llevarte luego a trabajar?-
Yo me atraganto con la magdalena.

lunes, 21 de diciembre de 2009

Viernes 18 de diciembre 2009

Pues ya estamos de finde otra vez. En el trabajo el ambiente es algo tirante, por faltar un día y por la baja de tres en plena campaña de navidad, así que creo, que como represalia encubierta me han cambiado el turno por la tarde tanto el sábado como el domingo. Aún así he quedado con Paco a las 24,00h de la noche del sábado para estar juntos hasta las 12,00h de la mañana del domingo, ya que entro a trabajar a las 14,00h. Parece que no le ha importado mucho. Siento curiosidad por este hombre, ¿que excusa pondrá?, ¿dirá que esta de viaje por trabajo?, me tiene despistado. Respecto al trabajo, ya sabéis que todos en los que estás de cara al público son un poco jodidos. Unos más que otros. En mi caso es una gran superficie de bricolaje. Me paso el turno colocando cabeceras y ordenando los pasillos de mi sección, todo eso salpicado de continuas preguntas: ¿Dónde esta tal cosa?, ¿tenéis esto pero de esta forma o color?, ¿Cómo puedo hacer esto?, ¿sirve para esto? Ahora mezcláis todas las preguntas en todas las combinaciones posibles y os haréis una idea de la situación. Por mi parte intento responderlas siempre, acompañando incluso a la persona al pasillo donde debe estar lo que necesita. Detesto que me digan: “esta en el pasillo tal”, “pregunte a fulano”, o “no tenemos”, sin ni siquiera prestar atención, cuando voy a comprar a un lugar de este tipo. En un par de ocasiones me encontrado con algún cliente, y me refiero a los otros clientes, buscando algo relacionado con la electricidad. Mi sección. Generalmente ni se dan cuenta, lo que cambia una persona con el uniforme de trabajo, de que me conocen. Pero al que se da cuenta se le nota enseguida, se ponen nerviosos si van acompañados. No es que me pase mucho, pero pasa. Incluso uno se despistó del amigo con el que iba y me abordó en el pasillo preguntándome si estaba disponible esa noche. Pensaría: -Ya que estoy aquí.- A lo que respondí: -Perdona, pero aquí no puedo hablar de eso, si quieres algo ya sabes donde encontrarme, por favor estoy trabajando.- miro a mi alrededor pero afortunadamente aquello es muy grande. -Pues dame tu número.- insiste. Viéndome obligado a dárselo con un pequeño detalle y es que cambio el ultimo dígito. Así nunca sabrá, si le vuelvo a ver por mi zona, me refiero en la calle, si se equivocó al apuntarlo. Tengo un encargado que está cañón, pero es súper hétero, aunque aquí aplico el primer mandamiento: “No cagues donde comes”. Está noche todos los de mi sección tenemos cena de Navidad. Si, yo tampoco me libro. También se apuntan algunos de la sección de carpintería. Generalmente salgo pitando en cuanto puedo. A que no sabéis lo que me voy a poner. Pues sí, el mejor de los tres trajes que tengo. Que se le va hacer, la cabra siempre, siempre, tira al monte.

domingo, 20 de diciembre de 2009

Miércoles 16 de diciembre 2009


Ya me han dado el alta.
Por fin ya puedo abrirlo sin necesidad de ayudarme con la mano, me refiero al ojo, al de la cara. Tengo el parpado inflamado todavía y de un color que va del negro al morado claro, parece la bandera del orgullo. El resto todo perfecto.
He encendido el móvil y contestado a todos los mensajes:
Carlos y Javi: quiere saber si vamos a pasar el día de navidad juntos. Lo tengo que pensar, Ricardo me lo pidió antes, aunque podemos quedar después. Les he contado lo sucedido y querían venir a verme, les he disuadido de ello, además no estoy en mi casa. El resto de la conversación; nada importante.
Teresa: Quiere quedar también antes de navidad. No se si será posible.
Y su amigo Kike: Le llame el Martes, día ocho, para contestar a su llamada y creo que el castigo se volvió contra mi. No se nada de él. Ya se me pasó la sintonía, o eso que sentía. Creo.
Carmen: Me ha dejado un mensaje, dice que quiere contarme algo importante. No me lo coge. ¡A que ha roto con el novio otra vez!, bueno ya me enteraré. Lo dejaré encendido por si vuelve a llamar.

Ah, si. También tengo mensaje de Paco quiere quedar para el fin de semana le contesto que se lo confirmo el jueves. Tengo que ver primero como van los colores del ojo. Pero es probable que acepte el tío es muy agradable y se estira a la hora de pagar.

viernes, 18 de diciembre de 2009

Lunes 14 de diciembre 2009


Hoy no tengo ganas de escribir y me molesta mucho la luz de la pantalla. Solo decir que fui al medico esta mañana y no ha visto nada preocupante en el ojo. Eso si, me interrogó como me lo había hecho. Lo más simple era decir en una pelea, pero a juzgar por la cara que puso, la próxima vez diré que me di con una puerta del mueble de la cocina que estaba abierta. Un par de comentarios de que tuviese más cuidado y me recetó una crema que hay que untar dentro del ojo. No se si podré, me da como grima. Me ha dado la baja por tres días.
He pasado por casa a por algo de ropa y le he devuelto el chándal a Ricardo. Seguiré unos días más en su casa.
No le he dicho nada, pero el ya sabe que no puede contarle nada a mi padre. Tampoco es que vaya a venir corriendo a verme claro. Pero prefiero que lo que le cuenten sea bueno.
Apago el móvil. Mañana será otro día.

Ahora cada vez que veo una furgoneta blanca, me da un bajón que no veas.

jueves, 17 de diciembre de 2009

Felices Fiestas ¡¡¡¡


CONTINUA COMO LA FOTO DE ABAJO.

Domingo 13 de diciembre 2009



Pasadas unas horas y un buen baño de agua caliente ya estoy mucho más tranquilo.
Se pasó todo el camino tratando de que me calmara, sujetándome una mano y hablando con mucho cariño, incluso en alguna ocasión se le saltaron las lágrimas.
Ricardo me ha curado unos cortes que tenía en los pies y le ha echado un vistazo al ojo amoratado que no puedo ni abrir. Tengo algo de fiebre, pero es normal, después de la tiritona es lo menos que podía pasarme. Todavía me duelen las mandíbulas de apretarlas por el frío y unas molestias en la zona del ano.
Le he contado todo lo sucedido, solo que al tipo en cuestión me lo ligue en un garito. Nunca he dicho nada y no se si se lo imagina o no.


Más tranquilamente tirado en el sofá me pregunta:
-Y como es que no tomaste la matricula.- afirmó más que preguntó.
-Estaba muy asustado y más preocupado por ponerme fuera de su alcance que de tomar notas.- dije tratando de quitarle hierro al asunto.
-Mira niño, esto no es para tomárselo a broma, vete a saber como podía haber terminado todo. Y, ¿no tenía ningún rotulo indicativo?- volvió a insistir.
-No, era blanca sin ningún logo- mentí. En los laterales, por lo menos en el que yo me fije rezaba: “Albañilería y reformas en general, Gorreado e hijos”.


Apuntes: no llamarlo en caso de que decida hacer alguna chapuza en casa.
-Si, esa gente planea muy bien las cosas para que no les puedan identificar.- especuló.
-¿Te duele el ojo?- me pregunta tocando el parpado superior con mucho cuidado.
-Solo cuando me lo tocas.- digo apartándome.
-Mañana por la mañana te pediré hora para el medico. ¿Tienes la tarjeta sanitaria en la bandolera?-
-Luego te la doy.-
Me quedo dormitando en el sofá con la cabeza en alto, no se que me ha comentado de posibles derrames y moratones. Son las seis de la madrugada.



miércoles, 16 de diciembre de 2009

Sábado 12 de diciembre 2009


Hoy me ha recogido una furgoneta blanca creo que es una “Ford Transit”, no se si se escribe así, de esas elevadas que tienen como un añadido en el techo. El tipo viene de trabajar, todavía lleva puesto el mono blanco manchado por todas partes con pintura. Me invita a subir y sale disparado por Plaza de España dirección a la casa de campo. Esta lloviendo y los reflejos de las luces de navidad centellean en el parabrisas mientras el limpia cristales va y viene sin descanso. El hombre tiene el pelo largo por debajo de las orejas y barba de un par de días. En la muñeca varias pulseras gruesas de plata y un reloj de plásticos de esos que nos ponemos para no estropear el bueno.

En la cabina hace calor.
-¿Podrías parar la calefacción?- le pido señalando la rejilla del salpicadero.
-Claro.- es la única palabra que sale de su boca desde que me invito a subir.
-¿Tienes condones?- me pregunta desabrochándose el mono unos veinte centímetros.
-Si, siempre llevo encima.- le respondo. El tío parece un poco chuleta hablando.
Conduce de forma agresiva, girando y cambiando de dirección bruscamente. Salimos del túnel y desembocamos en la avenida de Extremadura, toma la salida de Batán y comienza a perderse por la casa de campo. Entra en un camino de tierra y tras unos metros desaparecemos entre una zona de arbustos. Para el motor y sin más me dice:
-Abajo, ya hemos llegado.- Abre la puerta y salta fuera.
Yo le imito, me quedo parado bajo la lluvia y escucho el portón de la parte trasera que se abre, por el lateral aparece su cabeza.
-Anda ven “paca”.-
Hago lo que el me dice y entro en la zona de carga apenas veo una silueta blanca en la oscuridad. Ha encendido una linterna que esta colgada del techo, el haz de luz oscila iluminando parte del habitáculo. Cubos de plástico, sacos, brochas, cuerdas se amontonan en los laterales. Está bajando un fardo del hueco que hay encima de la cabina. Es un colchón de goma espuma enrollado y atado con una cuerda.


-Cierra la puerta.- me ordena. Y quítate la ropa coño, que no tengo todo el día.
Empiezo a desvestirme. El se baja la cremallera y se queda en calzoncillos. Yo solo he acertado a quitarme las deportivas cuando ya le tengo encima sacándome la ropa. El día no ha sido frío por lo que la temperatura en la cabina no es muy baja, aún así estoy tiritando.
A la luz de la linterna veo su cuerpo fibroso cubierto de vello negro de pie sobre el colchón.
-Venga ya puedes empezar ha hacer tu trabajo.- me dice sujetándose el pene con la mano. Me arrodillo y me la introduzco en la boca. Llega lo inevitable y me sujeta la cabeza con la mano. Intento liberarme de la presión apartándoselas pero consigo todo lo contrario.
-Cométela joder y estate quieto cojones.- el tono es agresivo apretando los dientes.
Presiento que no va ha ser muy agradable.
Cuando el decide, dejo de hacerle la mamada y se tumba en el colchón.
-¿Donde tienes el condón?-. Busco el pantalón y saco varios del bolsillo. Me quedo mirándole pues todavía no se quien de los dos será el activo, ya que no da ninguna señal. Lo abro y empiezo a colocármelo.
-Pero que haces imbécil, trae, solo faltaba que encima te pagara y me dieras por el culo. ¡Joder que inútil!-
Le entrego otro y de reojo visualizo el portón trasero. La cosa no mejora, al ponerse de pie se golpea con la linterna en la cabeza.
-Mierda.- exclama. Me sujeta por el cuello tumbándome en el colchón y tirándose encima.


Sin ningún tipo de preliminares me introduce el miembro. Grito de dolor mientras intento apartarme, se coloca con las manos en mi espalda empujando con el peso de su cuerpo.
-Me haces daño.- grito y forcejeo pero el más excitado empuja con más fuerza. Grito y grito hasta que me tapa la boca con la palma de la mano. Se la muerdo. La retira apartándose un momento dejándome una salida que aprovecho. Gateo en dirección a la puerta, busco una manivela o mando para abrirla por fin tanteo algo y presionó el pestillo, la puerta se abre. El segundo error fue volverme para ver donde se encontraba. Un puñetazo me alcanzo en el ojo izquierdo, saliendo disparado de la furgoneta y cayendo al suelo. El primero fue no haberme largado cuando pude. Mi primera intención fue salir corriendo bajo la lluvia, pero estaba desnudo y empapado. Rápidamente intento agarrar alguna prenda del interior acertando a coger solamente la bandolera y algo de ropa mientras veo como se va poniendo el mono. Me aparto evitando que su pie descalzo me alcance en la cara yéndose a dar contra la otra puerta que permanecía cerrada.



-¡Hijo puta!, ¡te voy a matar!- grita saltando descalzo del interior. Yo solo puedo alejarme corriendo mientras veo como cierra la puerta de la furgoneta y se va hacia la cabina cojeando.
Temblando de frío y empapado por la lluvia me escondo entre los matorrales permaneciendo en cuclillas tratando de conservar algo de calor.
El motor se pone en marcha y las luces rojas de posición se alejan por el camino de tierra. Muy asustado miro la bandolera que tengo en las manos junto con lo que pensé que era mi ropa y solo era un trapo lleno de pintura.
Me pongo a llorar dolorido y asustado. Intento respirar hondo para controlar los temblores pero solo consigo soltar unos sollozos.
En un momento de lucidez busco el móvil y llamo a Ricardo, el taxista.



Solo tardó en recogerme veinte interminables minutos en los que no podía parar de llorar. Me dolía todo el cuerpo y las mandíbulas de apretarlas por el frío.
En la llamada me dijo que buscará la carretera más próxima y le volviera a telefonear. Y así lo hice. Con las pocas indicaciones que pude darle no se como me encontró.
Me echo una manta por encima y puso la calefacción al máximo. Yo seguía sin poder parar de temblar y sollozar.

martes, 15 de diciembre de 2009

Jueves 10 de diciembre 2009


Estas son unas fechas en las que parece que todo el mundo tiene que divertirse. Se aproxima la navidad y todos tenemos alguna comida de empresa. Eso hace que estén mas dispuestos a divertirse teniendo una buena excusa para decir en casa, por lo que aumenta el numero de clientes.
Me encuentro en la calle Augusto de Figueroa apoyado entre dos coches son la una y veinticinco de la noche y hasta el momento no hay clientes. Solo han parado un par de coches para preguntarme por una discoteca y un restaurante.
De vez en cuando me muevo por la calzada.
Diez minutos más tarde un vehiculo pasa junto a mi, baja la ventanilla y se detiene unos metros más abajo. Me acercó hasta el y me inclino un poco para mirar por la ventanilla.
-¿Estas esperando a alguien?- me pregunta.
-A ti, si te parece bien.- le observo, es un tipo grande, corpulento, de los que dicen que tienen cuello de toro. Casi da en el techo con la cabeza. Debe pesar unos noventa kilos, pero no se le ve gordo solo muy robusto.
-¿Cuanto por un completo?- me dice acompañando la frase con un gesto de la cabeza.
-Cincuenta euros.- no me molesto en decirle el resto de la tarifa por que ya se ha estirado sobre el asiento para abrirme la puerta.
Me siento pero el tío no arranca.
-Esta bien, pero antes tengo que ver el genero. Venga sácate la polla.- Antes de terminar de hablar ya está tocándome el paquete.
-Tranquilo, tranquilo, un momento.- me bajo la cremallera y se lo enseño.-
-Espero que se ponga más hermosa.- me dice sobándome el miembro.
-Tu veras, esto no es instantáneo.-
-Venga vamos.-



Hemos dejado el coche en un parking y bajamos por una calle paralela a la a Reina. Alquila una habitación por horas en un hostal un poco más abajo. Por el camino hemos entrado en una tienda china comprando una botella de ron, coca cola, hielo y unos vasos de plástico de tubo.
La habitación esta fría y como todos los hostales de este tipo desangelados. Una lámpara en el centro de la habitación con la luz amarillenta solo alcanza a alejar la oscuridad a los rincones.
Se está preparando un cubata bien cargado y por lo que veo a mi otro. Suena un móvil que no es el mío.
-Dime,… si, ya estoy aquí… pues donde siempre… venga ahora nos vemos.- al habla me miraba de vez en cuando.
Se lo bebe en dos tragos y se prepara otro, yo solo le doy un sorbo y me acerco para dejar el vaso en el mal parado aparador junto a los pies de la cama.
Me sujeta de la cintura guiándome para que me gire y me besa en la boca. Sabe a ron y es fumador. Se quita la chaqueta tirándola sobre una silla, algo del bolsillo golpea el respaldo. El mismo se quita la corbata y sigue buscando mi lengua con la suya.
Huele un poco a sudor pero no es desagradable. Intento desabrocharle la camisa pero me detiene.
-Espera un poco déjame disfrutar de esto.- y termina de quitar mi camisa.
-Vaya, vaya.- dice pasando sus manos por mi cuerpo abrazándose a continuación, ahora restriega su paquete contra el mío. Esta muy excitado.
Abro del todo su camisa, tiene el cuerpo bien definido, va al gimnasio pero no esta marcado de una forma exagerada. Sigue besándome y no parece tener prisa.

Llaman a la puerta y me retiró a un rincón de la habitación mientras va ha ver quien es.
Entre abre la puerta un poco.
-Hola, ya estás aquí,… si, pasa,… si, también está aquí.- dice terminando de abrir la puerta de par en par e invitándole a entrar.
Ante mi sorpresa el otro hombre entra en la habitación y me busca con la mirada. Al verme hace un gesto de asentimiento. El otro me dice:
-¿Que te parece si nos lo hacemos los tres?- más que una pregunta es una afirmación.
-Por supuesto te daremos el doble.- y saca dos billetes de cincuenta ofreciendo me los con su mejor sonrisa, temiendo que me eche atrás.
-Esto no es lo que habíamos hablado antes.- respondo.
-Bueno, te daremos algo más, lo estábamos pasando bien, ¿no?- y añade otro billete de cincuenta.
El otro tipo también trajeado, se limita a escuchar detrás de el. Me fijo en sus ojos brillantes, este ya trae la fiesta puesta de casa, pienso. Es bastante más delgado y sospecho que deben ser compañeros del gimnasio o de trabajo.
Acepto con un gesto de cabeza y agarro el dinero que me ofrece.
El otro se empieza a servir una copa también.
-Te has podido desmarcar al final de la cena. ¿Qué excusa has puesto?- hablan entre ellos.
-Que tenía que recoger a las niñas a casa y llevárselas a su madre.-
Siguen charlando durante unos minutos hasta que me prestan atención de nuevo.


El pequeño dormitorio se va caldeando mientras nos vamos desvistiendo unos a otros.
El grandullón se tumba en la cama con el pene erecto y me hace un gesto para que me acerque, su compañero que en ese momento me está besando el cuello me deja ir.
Le agarro el miembro y comienzo a hacerle una mamada. Noto las manos de su compañero masajeándome el ano y hunde el rostro en mi culo lamiéndolo también. Pasado unos minutos me penetra con suavidad, moviéndose rítmicamente. Parece que sabe lo que hace. El otro se limita a jadear e instintivamente, supongo, me sujeta la cabeza con ambas manos forzándome.
Uno de ellos pide cambio de relevo y las posiciones se invierten. Este es más violento en la penetración, incluso me tira del pelo hacia atrás obligándome a levantar la cabeza. Su compañero reclama mi atención pero la posición me impide satisfacerle hasta que me libera y continúo con la felación.
El más grande ya ha eyaculado y se retira aún pequeño sillón desde donde se sienta a observarnos.

Por petición de el soy yo el que le monto ahora, diciéndome incluso lo que tengo que hacer y decir. Me pide que empuje con violencia mientras le insulto, su compañero se incorpora y me acerca unas cuerdas para que le ate en la cama volviéndose a sentar, así lo hago, dejándole tumbado boca abajo con las extremidades atadas una a cada extremo de la cama.
El otro me entrega una enorme polla de goma, que saca de un maletín de piel y la impregna de lubricante para que se la introduzca. Así lo hago, pero me pide que lo haga bruscamente, El grita de dolor pero a la vez me pide que no pare. Busco con la mirada al otro, que ya no está sentado en el sillón, sino de pie junto al cabecero masturbándose excitado con la situación de su amigo atado y sometido en la cama.
Una mano me invita a abandonar la cama, al salir a parto con el pie unos preservativos que están tirados por el suelo. Me sobresalto por un grito, me vuelvo y veo que le está azotando con un cinturón. Intento detenerle pero el agredido me pide que no lo haga. Veo que aún lleva puesta la corbata y los calcetines negros mientras recibe su castigo.

Será su forma de no perder su identidad de ejecutivo sometido.