CONSEJO:

Al ser un diario será más comprensible si se lee desde la primera entrada. Domingo 29 de noviembre 2009
Gracias por vuestra atención

jueves, 28 de enero de 2010

Semana del 25 al 31 de enero 2010


Lunes

Hoy tengo dos noticias, una buena y otra mala, como se suele decir. Tiraré una moneda al aire, cara la buena y mala la cruz. Bueno, pues a salido cruz así que haya va. Cruz Me han despedido del trabajo. La excusa es la crisis, que no digo que no, pero hay algo más.
Asi, sin avisar los quince días ni nada. Javier se me acercó esta mañana a primera hora y me dijo que me querían ver en personal. Después comento: -Ponte en lo peor, no es cosa mía. Luego te pasas a verme- dándome una palmada en la espalda. Subí a la planta superior donde están situadas las oficinas y me presenté delante del jefe de personal. -Sabes que mañana te cumple el contrato, verdad,- Y me soltó una parrafada sobre lo mal que están las cosas y que sobraba personal y que si quería que avisaran a alguien del comité. Le dije que sí y en unos minutos apareció uno del comité que la verdad solo lo conozco de vista. Entre los dos discutimos el asunto de no haber avisado con los quince días de antelación. Teniendo en cuenta que por mucho que discutiera irme me tenía que ir, llegamos al punto en el que me abonarían los quince días más el finiquito, prorrateos y vacaciones. Al salir de las oficinas me pasé por la zona de carga donde Javi, tras ponerme en antecedentes de lo que creía que había sucedido se despidió con un abrazo y aquello de si necesitas algo ya sabes donde estoy, que no digo que no lo diga de corazón pero lo que realmente necesito ahora es trabajo. Me fui a la taquilla y recogí las cosas y al momento apareció Mª Jose con lagrimas en los ojos y me emocionó. ¡Con lo bien que lo estaba llevando! Al salir me cruce con mi amigo Jorge con una sonrisa en la cara que parecía que acababa de ser padre. Espero que lo sea pero que lo eche por el culo. ¡Cabrón! Ya sabéis, las tribulaciones de un hijo puta rencoroso en un centro comercial.
Ahora la buena, ¿No?

Cara

Me han llamado de la inmobiliaria para la entrega de llaves. Menos mal que la hipoteca la tengo antes incluso de que estallará la crisis, sino haber como la iba a pedir sin una nomina. De momento puedo estar tranquilo la cuenta tiene buena salud. He hablado con Paco que estará por aquí el miércoles o el jueves para que me acompañe y me ayude con los papeles para las escrituras. De estas cosas no tengo mucha idea. Estoy contento por lo segundo. Por lo primero, la verdad, no se como estoy. Me he enterado, no por Ricardo, que Javi, está viviendo con él. No sabía nada de Ricardo desde navidades. Me alegro por ellos por lo menos hay alguien con la cabeza bien amueblada. Lo curioso es que Javi no me ha dicho ni media palabra, me imagino que le preocupa mi reacción. Pero puede estar tranquilo. Cuando le vea sacaré el tema para aclararlo y no se sienta incomodo.

miércoles, 27 de enero de 2010

Semana del 18 al 24 de enero 2010

Quitando el incidente del lunes dieciocho con Daniel, el resto de la semana no hay gran cosa que contar, excepto una llamada de Paco para decirme que este fin de semana estará en USA y que no regresará hasta mediados de la próxima. El viernes me volví a colocar en mi sitio, calle Augusto de Figueroa, pero no se si es por la cuesta de enero o qué pero me marche para casa igual que llegué. Regresé el sábado a eso de las dos de la noche, después de salir de la disco donde dejé a la panda de amigos bailoteando, sin novedad como el viernes pero cuando ya estaba pensando en marcharme paró un Seat Ibiza blanco con dos tipos en su interior. Lo de costumbre me aproximé a la ventanilla y tras intercambiar unas palabras pase a la parte trasera junto con el acompañante. El vehiculo se puso en marcha. Al principio solo hubo toqueteos hasta que salimos a una carretera principal, era la de A Coruña, entonces empezó el jaleo. La idea era que mientras uno conducía el otro se lo montaba detrás conmigo. El individuo en cuestión rondaría los cincuenta y algo, totalmente calvo, de complexión fuerte y con unos kilos de más. No estoy muy seguro de cómo era su cara ya que era poca la luz que entraba debido a que tenía los cristales traseros tintados. Se sacó el jersey y se desabrochó la camisa. El conductor colocó el retrovisor de forma que nos podía ver con un solo vistazo. -Tu vete quitándotelo todo.- dijo el piloto. Y así lo hice. El que estaba conmigo ya había hecho lo mismo y me atrajo hacia si con la mano sujetándosela para que se la chupara, después de un tiempo que consideró razonable, me pidió que me sentara en cuclillas sobre él. Durante el tiempo que duró la penetración de nuevo el piloto no paraba de jalearlo continuamente voceando: Vamos empuja con fuerza, hasta dentro, clávasela bien, etc. El conductor me pide que me coloque igual pero mirando hacía la parte delantera. Volviéndome a penetrar pero esta vez observado por el piloto a través del espejo. Cuando terminó tiró el condón por la ventanilla y empezamos a vestirnos. -Tu no, ahora le toca a él.- dijo mientras se subía los pantalones. Cuando estuvo vestido toco el hombro de su compañero y este paró en el arcén donde se intercambiaron. Repetimos la misma jugada solo que este era mucho más bocazas, todo lo que hacía lo acompañaba con una humillación, cométela toda, guarrillo, te voy a abrir en canal y otras lindezas de las que prefiero no acordarme. En algunas ocasiones me costaba mantener la erección. El conductor no dijo ni media palabra, pero no apartaba la vista de nosotros, me preocupaba tener un accidente. Por fin el cabrón termino y repitió lo del preservativo gritando: -Allá van mis niños.- reía, después me agarró del cuello y me beso en la boca con fuerza. -A estado bien, ¿Verdad?, anda ya te puedes vestir.- No dije nada solo asentí con la cabeza por no llevarle la contraria y no se si lo llegó a ver.

-¿Dónde te quieres bajar?- preguntó. Al principio no entendía la pregunta, y como no dije nada siguió hablando. -Nosotros vamos a Galicia, ¿Dónde te quieres bajar?- Tenían la intención de dejarme en algún lugar donde poder coger un transporte de regreso a Madrid. Yo seguía sin decir nada tratando de ver por el parabrisas donde nos encontrábamos. -Que pasa, ¿que te he dañado las cuerdas vocales con la polla?- Ambos rieron. -¿Dónde estamos ahora?- dije al final ante la imposibilidad de ver ninguna señal. -Vamos a pasar junto a Collado Villalba.- dijo el piloto. -Está bien, ahí me viene bien.- Haber que voy a decir. Tomaron el desvío y me dejaron a la entrada del pueblo con un billete de cien euros en la mano y el siguiente comentario: -Joder te lo pasas de miedo y encima te pagamos.- Luego me dio con la mano en la mejilla, no se si tratando de hacerse el simpático o por desprecio.

martes, 26 de enero de 2010

Viene de la entrada anterior


Continuación

Me costo trabajo creer que Daniel, que es como se llama, me entrara de esa forma sin tener un sitio donde enrollarnos. Así que no tuve más remedio que llevármelo a la buhardilla.
Por el camino le pregunté por curiosidad, ya que creo que no se me nota, o eso pienso yo.
-¿Por qué me has elegido a mí arriesgándote a…, a no se, al rechazo o lo que es peor a ser descubierto?, con lo machistas que son en el gimnasio. Siempre con la palabra maricón en la boca.-
– Note que me mirabas mucho.- Se encogió de hombros.
Me eche a reír.
-Yo te miraba por que veía que lo hacías tú.- volví a reír. -¿me estas diciendo que en realidad yo te he provocado para hacerlo?-
-Claro, si no llego a ver un interés por tu parte ni me habría molestado.-
Ahora el que reía era él.
-Tomaré nota para ponerlo en práctica, pero esta vez conscientemente claro.-, le digo parándome -aquí es donde vivo.- le invito a entrar con un gesto.


Cuando cerré la puerta de la casa es cuando realmente fui consciente de su situación. ¡Este tío no ha estado con ningún hombre!
Nada más entrar me preguntó por el baño.
-Aquí es.- Esto es tan pequeño que solo tuve que alargar el brazo para empujar la puerta y dejársela abierta.
Me siento en la cama a esperar que salga y cual es mi sorpresa que cuando abre sale en calzoncillos con una erección del quince. Mi gozo en un pozo, con lo que me gusta desnudarlos. Así que me centre en su cuerpo, ahora tenía la posibilidad de mirarlo detenidamente. Fibroso con la línea de vello serpenteando por los abdominales y difuminándose al llegar al vientre, igual que en el vestuario pero en está ocasión con la tienda de campaña montada.
Haya vamos me desvisto lo más rápido que puedo y me aproximo, meto la mano en el calzoncillo, descubro que esta temblando.

Yo, que pensaba que él tomaría las riendas y me fallaría como un loco.
-Joder, esto va a estallar.- me dice con voz cortada.
-Pues ven “paca” y que me estallé en la cara.- digo arrodillándome y quitándole el slip. Siento como palpita y empiezo a juguetear con el miembro.
Tras hacerle una larga mamada le arrastro a la cama donde le dejó que explore mi cuerpo, donde va repitiendo lo que le voy haciendo.
En la vida me he encontrado con alguien que ponga tanto interés.
Estoy tan excitado que estoy deseando que me penetre. Yo mismo me preparó y le doy las indicaciones necesarias.
Fantástico, sin palabras. Pero ahora me toca a mí.
Ahora volvemos a empezar de nuevo.




Tumbados en la cama le pregunto:
-¿La propuesta de entrenar juntos sigue en pie?, por que no se si podré sin tener una erección.-
-Creo que me va a pasar lo mismo.-
-Lo veremos sobre la marcha.- le contesto.
-Vale, pero no volveré a ducharme en el gimnasio si tu apareces.-
-Trato hecho.- sentencié.

lunes, 25 de enero de 2010

Lunes 18 de enero de 2010


Hay un tío en el gym que cuando llega…, bueno mejor cuento la secuencia como pasa más o menos.
Generalmente ya estoy en el vestuario cuando el aparece dando las buenas tardes. Entra y enseguida se posiciona junto a una taquilla, hasta ahí todo bien, pero curiosamente siempre es enfrente mía, a unos dos metros y medio quizás tres, cosa que no es difícil por que el vestuario es cuadrado. Pero por muy lleno que este siempre se hace un hueco por esa zona. Me he fijado en él por que llega trajeado y eso me pierde. No es que esté muy cachas pero tiene su morbo cuando empieza a desvestirse tomándose su tiempo. Yo siempre me cambio antes de que se desnude del todo y bajo a la sala de musculación, aunque he intentado quedarme pero llega un momento que ya se hace evidente que estoy listo para irme y temo que se de cuenta.
Apenas hemos hablado, salvo para preguntarnos: ¿estas utilizando esta maquina?, ¿has terminado ya? y si estamos ocupando un aparato nos preguntamos, ¿te importa si hago yo una serie mientras descansas?, Vamos lo típico. Durante el entrenamiento le he visto observándome, bien directamente ó por los muchísimos espejos que hay por todas partes, y la verdad no es que yo sea la bomba estoy musculado pero no para tirar cohetes.
El viste una camiseta blanca algo ajustada con un pantalón azul marino y zapatillas blancas, pelo revuelto, pesará unos setenta y dos kilitos, debe medir uno setenta. Vamos un bombón. Bueno yo le echo unos cuarenta y algunos. Algo que me llama la atención es que tiene los labios carnosos y la barba muy cerrada, me recuerda al actor de la serie “Mad men” pero no tan atractivo, pero si que tiene su aquel. Le quedan bien hasta los rodales de sudor en la camiseta que le marcan los pezones. Es como esas personas que no se parecen en nada a alguien pero nos lo recuerdan.

Nunca trato de ligar en el gimnasio por que nadie da chispa y luego comienzan los rumores y al final hay que cambiarse a otro. Ya me pasó una vez. Y eso que le entré diciendo que era bisexual por si me rechazaba. Esto fue cuando era mucho más inseguro que ahora, pero mucho más.
Al grano. La cosa es que al terminar solemos coincidir de nuevo. Suele haber uno o dos más cambiándose.
Veo que me lanza miradas furtivas que se hacen más descaradas cuando piensa que estoy distraído, ejemplo:
Primero me quito el pantalón corto y la ropa interior, (el sigue a lo suyo pero se gira frente por frente como el que busca algo en la bolsa de deportes), entonces me quito la camiseta lentamente y justo en ese momento levanta la cabeza y me echa un vistazo por un segundo. Lo sé por que le estoy espiando a través de la tela, Para cuando me la he sacado del todo ya ha vuelto a su búsqueda en la bolsa y yo estoy mirando para los fluorescentes.

Cuando voy para las duchas, que son individuales con puertas cortadas por la parte de abajo, él elige la que está enfrentada a la mía. En alguna ocasión hemos cruzado las miradas por encima de la puerta. Mientras nos enjabonamos el pelo, y nada más, luego salimos uno de los dos y volvemos a coincidir repitiendo la misma operación de espionaje mientras nos secamos.
Unas veces pienso que estoy en lo cierto y otras que solo es mi imaginación, los vistazos pueden deberse únicamente a la curiosidad por el tamaño de la del otro. Quien sabe.

¿Que por qué todo este royo?


Hoy al salir, mientras caminaba para ir a casa, me paré en el semáforo esperando para cruzar, y a mi lado el susodicho. Nos miramos y claro un saludo. Disco en verde y cruzamos sin decir palabra. Justo al otro lado me entra con la siguiente excusa:
-Oye una cosa, veras… veo que solemos coincidir a la misma hora, y estaba pensando si te gustaría que entrenáramos juntos como hacen algunos para hacer la cosa menos monótona… y echarnos una mano…, ya sabes con las repeticiones y el peso y esas cosas.- nervioso se cambia la bolsa de mano a la vez que busca el contacto visual para volver a mirar al suelo.
No se muy bien que decirle así que le respondo:
-Bueno, me parece bien pero me gusta entrenar rápido, no suelo estar en la sala charlando con el personal.-
- A mí tampoco me gusta perder el tiempo. Hay algunos que se pasan las horas muertas hablando y al final no hacen nada.- mientras me dice esto me sujeta con la mano libre el antebrazo como temiendo que me marche.-
-Vale, pero si ves que dan las cinco y aún no he llegado empieza sin mí, por que es probable que no aparezca.- le digo para zanjar el tema.
Sigue sin soltarme el brazo, creo que está tratando de pensar algo deprisa.
-Estupendo, ¿me dejas que te invite a tomar algo ahí enfrente?- no doy crédito a lo que estoy oyendo.

-Perfecto.- me apresuro a decir mientras afirmo con la cabeza.
Entramos en la cervecería sin volver a dirigirnos la palabra, junto a la barra con un gesto llama la atención del camarero a lo que me pregunta:
-¿Qué te apetece tomar?- me sonríe.
- Una cerveza estaría bien.- le devuelvo la sonrisa.
A estas alturas creo que esta muy claro, el sabe que yo estoy receptivo y yo que quiere royo. Espero no equivocarme.
El camarero deposita las cervezas goteando sobre la barra, lo que me parece un símil de lo que nos sucede a los dos. Me pasa la copa y nos rozamos, parece más nervioso que yo. Cuando agarra la suya veo que el anillo que siempre lleva al llegar al vestuario ya no está en su dedo.
La conversación gira entorno a los ejercicios de entrenamiento y si hacemos esto o lo otro, pero en realidad nos estamos observando. Se afloja el nudo de la corbata y la guarda en el bolsillo de la chaqueta, después se suelta un par de botones ahuecando el cuello de la camisa. La pequeña parte de piel que asoma me encanta, no se como se llama pero seguro que tiene un nombre, es esa zona del escote donde se unen los pectorales justo debajo de la nuez. Veo un poco de vello. Nunca tan poco ha sugerido tanto.
Pedimos otra ronda y pienso si decirle algo más o desenmascararle, al final me decido por lo último.
He dejado la cazadora sobre uno de los taburetes quedándome con la camiseta de manga corta para enseñarle un poco los bíceps. Por fin me decido.
-No estamos aquí solo para tomar algo, ¿verdad?-
Su sonrisa nerviosa me dice que estoy en lo cierto tranquilizándome, ya puedo respirar.
-Creo que los dos sabemos por que estamos aquí.- afirma con un brillo especial es sus ojos.
-Y ahora que hacemos.- digo mirando para la puerta de salida.
-Pagar.- me guiña un ojo
Saca la cartera del bolsillo interior y deja un billete sobre el mostrador. Con otro gesto al camarero rechaza el cambio. Salimos del local.

No tengo remedio, ya estoy metido en otra.

Continuará

Continuación semana del 11 al 17 de enero 2010



La semana transcurrió con normalidad entre el trabajo y Oscar que se quedó unos días en mi casa. El viernes quince se marchó a ver a sus padres a Málaga y no regresará en dos semanas. Yo en cambio la pase deseando que llegará el finde para ver a Paco. Parece que la crisis, me refiero a la sentimental, está superada y ahora vivo más relajado.
He recibido varios mensajes cariñosos desde Noruega.
El viernes por la tarde me recogió al salir del trabajo y me entregó de nuevo las llaves que me había dejado colgando de la cerradura al salir corriendo. ¡Me sentí tan ridículo! Después de comer nos fuimos a un spa donde tenía reservado un circuito para dos personas. Lo cierto es que fue muy interesante. Una serie de duchas de diferentes temperaturas, piscina de hidromasaje con agua caliente y otra en la que teníamos que meternos de golpe en agua helada, creía que no volvería a encontrármela nunca más al mear.
Cuando llegamos al apartamento nos desnudamos y nos echamos sobre la cama. Abrazados nos quedamos dormidos. A eso de las cuatro de la madrugada me despertó pidiendo guerra. Y se la di, vamos que si se la di.

El Sábado me llevó al trabajo y también fue a recogerme tenía entradas para ir al cine. Avatar en 3D. Nos encantó. Nos pasamos toda la tarde diciéndonos “te veo” como dos idiotas. Y para terminar el domingo fuimos a Navacerrada a disfrutar de la nieve.
Hablamos de lo sucedido largo y tendido sobre todo esto último, quedando en seguir como hasta ahora mientras no haya un compromiso por ambas partes. Llegado este punto me sentí mal al ocultarle mi relación con Oscar. También sacó del armario la caja de fetiches y me entregó todo el dinero que había depositado en él. Con el argumento de que si lo aceptaba no tendría que seguir en la calle o por lo menos no tan a menudo.

Y esto es lo que han dado de sí estas dos semanas de enero, que no es poco. Ahora cuando lo releo pienso que llevo una vida demasiado acelerada.

jueves, 21 de enero de 2010

Semana del 11 al 17 enero 2010


El pasado día once se presentó Paco en el trabajo. Estaba colocando una de las cabeceras cuando alguien se paró junto a mí.
-Un segundo y enseguida le atiendo.- dije automáticamente para evitar que el cliente suelte la pregunta sin que le preste atención.
Y allí estaba de pie junto a mí.
Sentimientos encontrados alegría por verle de nuevo y desasosiego al recordar todo de nuevo.

Aunque trato de convencerme una y otra vez de que no tengo nada que reprocharle la rabia me golpea en oleadas. Sin embargo en cuanto le miro a los ojos me desarmo e inexplicablemente comienzo a disculparme antes de que abra la boca.
-Lo siento mucho, no se por que me comporte así, no tengo derecho a pedirte nada. De verdad no se que me paso yo… solo… no me esperaba nada de eso, pensé… bueno no se que pensé solo reaccioné de una forma ilógica. Lo siento mucho de verdad, ni siquiera me he atrevido a llamarte. No puedo exigirte nada, yo...-
Por fin le miro a la cara sorprendido al verle sonreír.
-Tranquilo, tranquilo. Solo he venido para verte y a nada más. Necesitaba verte, solo eso. Si quieres charlamos más tranquilamente cuando vuelva. Esta tarde tengo que volar de nuevo pero quería verte antes de irme solo eso. Y decirte que lo siento, no sabía que te afectaría tanto.-


Con la mano limpio una lagrima traicionera que se ha colado sin querer y suelto un suspiro junto con toda la tensión acumulada.
-Ahora mismo me apetece echarte un polvo, y no sabes como- declara abiertamente colocando la mano en mi cuello.
Por el pasillo aparece Mª Jose seguida de Jorge. Me deshago de su mano y digo:
-No, ese artículo se ha agotado pero tenemos algo similar en el otro pasillo. Sígame por favor.-
Ella me saluda con la mano y el me ignora, pasan a mi lado, perdiéndose por otro pasillo.
-Sígueme.- le susurro a Paco.
Callejeamos entre los estantes hasta llegar a los aseos. Le arrastro al baño de minusválidos que es más amplio.
No tengo que decir nada por que ya me esta desabrochando el pantalón del uniforme. Con mis manos metidas en sus calzoncillos sujeto su miembro erecto. Nos besamos. Todo es un poco caótico, cada uno va a lo suyo.
Terminamos en la siguiente posición, yo sujetándome a los agarres especiales del inodoro ligeramente inclinado y él detrás dilatándome el ano con los dedos.
Ahora viene el dilema, ninguno de los dos llevamos preservativo. ¿Que hacer?
Los resultados de la última prueba del VIH que me hice son de primeros de diciembre.
Negativo, nunca la negación fue más positiva.
Pero que pasa con… a la mierda.
-Que hacemos, no tenemos condones.- le alerto por si no ha caído en la cuenta.
-Si, yo también estoy dudando.-
-Hagamos una cosa, ponla entre mis muslos eso es mejor que nada, te compensaré cuando regreses, ¿Vale?- espero unos segundos, hace lo que le he dicho, las aprieto a continuación dejándole hacer. Eyacula, noto el líquido caliente deslizándose por mis piernas. Ahora voy yo. Me incorporo apoyando mi espalda en su pecho él me sujeta del cuello e introduce la lengua en mi boca besándome. Dejó salir el semen contra los azulejos como un surtidor.
En unos minutos ya estamos de nuevo por los pasillos. Cada uno por su lado. Sin volvernos.
Ya nos habíamos despedido en los aseos.

miércoles, 20 de enero de 2010

Semana del 11 al 17 enero 2010


El pasado día once se presentó Paco en el trabajo. Estaba colocando una de las cabeceras cuando alguien se paró junto a mí.
-Un segundo y enseguida le atiendo.- dije automáticamente para evitar que el cliente suelte la pregunta sin que le preste atención.
Y allí estaba de pie junto a mí.
Sentimientos encontrados alegría por verle de nuevo y desasosiego al recordar todo de nuevo.
Aunque trato de convencerme una y otra vez de que no tengo nada que reprocharle la rabia me golpea en oleadas. Sin embargo en cuanto le miro a los ojos me desarmo e inexplicablemente comienzo a disculparme antes de que abra la boca.
-Lo siento mucho, no se por que me comporte así, no tengo derecho a pedirte nada. De verdad no se que me paso yo… solo… no me esperaba nada de eso, pensé… bueno no se que pensé solo reaccioné de una forma ilógica. Lo siento mucho de verdad, ni siquiera me he atrevido a llamarte. No puedo exigirte nada, yo...-
Por fin le miro a la cara sorprendido al verle sonreír.
-Tranquilo, tranquilo. Solo he venido para verte y a nada más. Necesitaba verte, solo eso. Si quieres charlamos más tranquilamente cuando vuelva. Esta tarde tengo que volar de nuevo pero quería verte antes de irme solo eso. Y decirte que lo siento, no sabía que te afectaría tanto.-
Con la mano limpio una lagrima traicionera que se ha colado sin querer y suelto un suspiro junto con toda la tensión acumulada.
-Ahora mismo me apetece echarte un polvo, y no sabes como- declara abiertamente colocando la mano en mi cuello.

Por el pasillo aparece Mª Jose seguida de Jorge. Me deshago de su mano y digo:
-No, ese artículo se ha agotado pero tenemos algo similar en el otro pasillo. Sígame por favor.-
Ella me saluda con la mano y el me ignora, pasan a mi lado, perdiéndose por otro pasillo.
-Sígueme.- le susurro a Paco.
Callejeamos entre los estantes hasta llegar a los aseos. Le arrastro al baño de minusválidos que es más amplio.
No tengo que decir nada por que ya me esta desabrochando el pantalón del uniforme. Con mis manos metidas en sus calzoncillos sujeto su miembro erecto. Nos besamos. Todo es un poco caótico, cada uno va a lo suyo.
Terminamos en la siguiente posición, yo sujetándome a los agarres especiales del inodoro ligeramente inclinado y él detrás dilatándome el ano con los dedos.
Ahora viene el dilema, ninguno de los dos llevamos preservativo. ¿Que hacer?
Los resultados de la última prueba del VIH que me hice son de primeros de diciembre.
Negativo, nunca la negación fue más positiva.
Pero que pasa con… a la mierda.
-Que hacemos, no tenemos condones.- le alerto por si no ha caído en la cuenta.
-Si, yo también estoy dudando.-
-Hagamos una cosa, ponla entre mis muslos eso es mejor que nada, te compensaré cuando regreses, ¿Vale?- espero unos segundos, hace lo que le he dicho, las aprieto a continuación dejándole hacer. Eyacula, noto el líquido caliente deslizándose por mis piernas. Ahora voy yo. Me incorporo apoyando mi espalda en su pecho él me sujeta del cuello e introduce la lengua en mi boca besándome. Dejó salir el semen contra los azulejos como un surtidor.
En unos minutos ya estamos de nuevo por los pasillos. Cada uno por su lado. Sin volvernos.
Ya nos habíamos despedido en los aseos.

martes, 19 de enero de 2010

Continuación semana del 4 al 10 enero




Continuación de la semana del 4 al 10 de enero

Llegue a casa y subí las escaleras ya que el abuhardillado no dispone de ascensor y para colmo de males allí estaba Oscar recostado sobre el petate esperándome tras su vuelta de Afganistán.
-¡Sorpresa!- exclamó levantándose rápidamente saliendo a mi encuentro.
No pude decir ni media palabra.
-¿Dónde estabas?, no he parado de llamarte al móvil y no contestabas.-dijo abrazándome-.
-Pero si estas empapado, ¿Qué te ha pasado?-
-Nada, solo que me ha pillado el chaparrón en el camino.- verdad a medias.
-Vamos dentro déjame que te seque un poco.-
Terminamos de subir el último tramo de escalera y pasamos dentro, donde soltó el petate, después nos besamos.


Lentamente nos fuimos desvistiendo, la ropa mojada fue dando pasó a las caricias y el uniforme dejó al descubierto el cuerpo de un soldado. Me saca unos cuarenta centímetros de altura y mi cara queda pegada a su pecho donde aspiro su aroma, que ha cambiado y ahora es más intenso. Junto a mi ombligo presiona su miembro palpitante. Damos unos pasos y avanzamos hasta la cama.
No me siento cómodo con está situación, estoy haciendo lo mismo que no quiero que haga Paco.
Me dejó llevar.
Tendido boca arriba voy besando su cuerpo bajando hasta la cintura e introduciendo su pene palpitante en mi boca mientras le paso las manos por el pecho apartando las chapas metálicas que le cuelgan del cuello.
Sabe de mis gustos y tiene buen cuidado de no sujetarme la cabeza.
En un momento dado me sujeta indicándome que pare, está apunto de eyacular. Ahora toma él la iniciativa invirtiendo la posición. Está muy excitado siento su respiración sobre mi vientre luego hunde su cara entre mis piernas restregándose como si intentara marcarme con su olor.

Me pongo tenso cuando se introduce un testículo en la boca liberándolo suavemente.
Espero excitado a que comience con la felación. Adivinando mi deseo me hace esperar buscando el ano con la lengua. Cuando por fin empieza le sujeto la cabeza con ambas manos, unas de mis muchas contradicciones, siguiendo su ritmo sin forzarle.
Levanta mis piernas colocándoselas sobre los hombros intentando penetrarme. Le detengo con suavidad y le señalo la mesilla para que se ponga un preservativo, cosa que hace. En un momento ya está listo de nuevo y sin mucha dificultad entra en mi empujado lentamente cogiendo ritmo progresivamente. Mientras tanto me voy masturbando siguiendo la expresión de su rostro.
Ya no aguanta más saca su miembro quitandose el condón lanzando su esperma sobre mi, parte de el me sobre pasa yendo a parar vete a saber donde. Se tumba sobre mi con ganas de repetir de nuevo.

¡Vivan los cascos azules!



Permanecemos abrazados en la cama, pero mi mente está entre Paco y el presente. Me obligo a pensar que no tengo que elegir ahora mismo y dar un poco de tiempo para resolver mí situación.
-¿Cuando te has quitado la barba?- le pregunto acariciándole el pecho.
-Una semana antes de regresar, pero si quieres me la dejo de nuevo. A mí me da lo mismo, incluso es más cómodo por que no tengo que afeitarme a diario.-
-No, esta bien, siempre y cuando no me pinches.- digo pasándole la mano por la mejilla.
-Cuéntame como te van las cosas, ¿te han entregado ya el piso?-
-No, pero no creo que tarden mucho más.-
Poco a poco le voy poniendo al día de los temas de trabajo y amistades, omitiendo las cosas que no me interesan como la agresión o mi relación con el piloto. Seguimos charlando hasta la tres o cuatro de la mañana. Él me cuenta sus batallitas en Afganistán y de sus vivencias con la población. Del peligro que entraña salir a patrullar la zona y las penurias de la gente.
Estará seis meses antes de volver de nuevo a su destino.
En ocasiones me olvido de lo sucedido, me despierto en la noche pero el agobio vuelve a intervalos de tiempo más largos escociéndome cada vez que retomo el tema.
En una escapada al baño enciendo el móvil.

¡Doce llamadas perdidas de Paco!, si no estuviera aquí Oscar ya estaría hablando con él.
La culpa no me deja dormir.

Martes 19 de enero 2010



Reflexiones antes de continuar.

Se que no tengo derecho a enfadarme. En ningún momento hemos hablado de una relación estable ni tampoco le puedo pedir a él una fidelidad que él no me pide a mi.
Por otro lado he llegado a un punto en el que ya no se que tipo de lazos nos unen por que no somos pareja, pareja en el sentido de novios, ni tampoco cliente y chapero ya que hace tiempo que no le acepto dinero. Cuanto más lo pienso más me cabrea por que es como si fuera algo mío y que no quiero compartir con nadie.
Pero me hubiese gustado que me pidiera, no se como decirlo… permiso, o decirme que él también sigue con otros.
Le doy vueltas y más vueltas y cuando llegó al final comienzo de nuevo. Se que son celos y que no tiene lógica mi reacción. Pero no esperaba encontrármelo con otro en la cama.
Creo que tendremos que hablar tranquilamente, si es que no me manda a la mierda después de lo que ha pasado.

lunes, 18 de enero de 2010

Semana del 4 al 10 de enero




Resumen semana del 4 al 10 de enero

Para poder seguir escribiendo en el diario primero tenía que ordenar un poco mi vida, de ahí el retraso en las fechas. Por lo que haré un resumen de lo sucedido hasta ahora. Me siento un poco deprimido, a estas alturas ya no importa donde pasé la noche vieja pero voy a intentar retomarlo más o menos donde lo dejé. ¡A perro flaco todo se le vuelven pulgas!

Después de pasar la noche vieja regresé solo en el avión, me refiero a que Paco tenía programado otro vuelo a Alemania, incorporándome al trabajo el lunes cuatro de enero. Volvimos a quedar el día de reyes, pasamos la noche juntos y por la mañana intercambiamos regalos. El me regalo un reloj estupendo y yo una cartera no tan estupenda. Se que no estoy relatándolo como acostumbro pero no soy capaz de transmitir la alegría que sentía en ese momento. Nos despedimos quedando para el sábado nueve pero por motivos de trabajo anulamos la cita. El problema fue que tras las fiestas teníamos que reestructurar los pasillos, inventariar la mercancía y colocar los nuevos envíos recibidos y ajustar los precios, por lo que tendría que quedarme unas horas fuera de horario. Lo que no sucedió gracias a Mª José que me echo una mano con el genero, bueno eso y que no hubo mucho movimiento. Dedicamos casi toda la jornada a dicha tarea y a la hora habitual salimos, me refiero a mi sección.

La lluvia seguía persistente en Madrid y acompañé a Mª José hasta su coche agradeciéndole la ayuda prestada. Ella se ofreció a acercarme hasta la parada de metro donde me dejó. A penas había un par de personas esperando, el sonido de trenes lejanos reverberaba por la estación y el olor a metal y humedad viciaban el aire. Sentado viendo pasar la oscuridad por la ventanilla del vagón donde me encontraba se me ocurrió darle una sorpresa a Paco y allá que me fui.

El viento soplaba con fuerza en dirección contraria no queriendo que alcanzara mi objetivo. El paraguas inutilizado fue a parar a la primera papelera que encontré dejándome desarmado contra la lluvia que comenzó a apretar en ese momento. El portero me vio llegar desde su pecera y la puerta se abrió con un chasquido. Empapado entré en el portal, un saludo con la mano a portero y esperé el ascensor. Me limpié la cara con la manga mientras veía cambiar los números de las plantas por las que iba pasando. Ansioso metí la llave en la cerradura y entré deseoso de sorprenderle.

Empuje la puerta con cuidado y entre en la habitación, la lámpara de la mesilla cubierta con el pañuelo azul apenas dejaba ver el resto de la estancia, como a mí me gustaba. Me aproximé a la cama donde me pareció ver algo de movimiento. Pensé que ya me había descubierto y que se levantaba para recibirme así que encendí la luz. El mundo se paró en ese momento. Yo con la mano todavía en el interruptor y la boca abierta y el sujetando a su acompañante por la cintura mientras empujaba. La instantánea solo duró unos segundos. Volví a cerrar la puerta y me lancé al ascensor temiendo que tratara de detenerme. Sonidos a mi espalda de alguien que inicia una carrera. Las puertas del ascensor que se cierran conmigo en el interior y parte de la imagen de Paco corriendo desnudo mientras la puerta metálica nos separa. Ya en la calle y acompañado solo por la música del móvil que no paraba de sonar, me refugié de la tromba de agua en una marquesina del autobús, donde tratando de evitar el agua racheada. Me arrime al cristal desde donde George Clooney me miraba sonriente con una taza de café en la mano. Ni un alma en la calle solo yo y la desilusión. Miré el móvil y me atrevía leer un mensaje: -Por favor vuelve.- Respuesta: trabajo solo. Nuevo mensaje: Se marchó. Y ya no quise responder nada más.

viernes, 8 de enero de 2010

Jueves 7 de enero 2010



¡Ya pasaron las fiestas!, ¡y que fiestas! Pensar que hace solo unas horas estaba en Londres. Cuando lo pienso no me lo creo. Es la primera vez que salgo del país, y cuando estábamos paseando por las calles a veces me entraba pánico. Estar tan lejos de casa y el poco inglés que aprendí y no me sirvió de nada. Lo que se habrá reído Paco a costa mía.

El veintinueve me llamó Paco para que estuviera en el aeropuerto preparado, y tan preparado tenía la bolsa lista desde el 26 por la noche, donde me recogió. El llegaba en un vuelo de Roma a Londres con escala en Madrid. Así que quedamos en la Terminal, apareció de repente sonriendo sabía que estaba encantado de verle en uniforme, sinceramente yo estaba embobado mirándole y lo mejor de todo es que fuimos juntos hasta la puerta de embarque. Ya se que es una tontería pero es que me pueden estas cosas.
Durante el vuelo una azafata no paró de traerme refrescos y bolsitas de cacahuetes con miel, ahora se como se sienten los mono de zoo, en un momento del vuelo se acercó y me pidió que la acompañara. Me dijo que esperara y después de llamar, me hizo pasar.
La imagen fue espectacular, era la cabina del avión con sus dos pilotos y todo. Je, je.

Como alucine todo lleno de botoncitos y luces y lo mejor de todo, las vistas desde el parabrisas, el sol por encima de las nubes, una pasada. Paco le dijo a su compañero de vuelo que era un amigo de la familia que iba a pasar unos días en Londres. Lo dijo con una naturalidad que hasta yo me lo creí.
Aterrizamos en el aeropuerto de Heathrow. Y tras esperar un rato reapareció Paco ya sin uniforme. Después cogimos el metro hasta Picadilly y llegamos a un pequeño hotel en el Soho. Nada más llegar echamos un polvazo, aunque yo tenía la mente fuera del apartamento. Y el lo notó por que enseguida nos duchamos y salimos a la calle.
¡Que cantidad de gente! Y luego nos quejamos en Madrid de la inmigración. Tenemos mucho que aprender. Todo adornado de navidad y papa Noel por todas partes. Me encantó aunque no soy religioso, ni siquiera creyente. No se es otra historia. Entended que yo nunca he estado fuera de España. Pasamos por Trafalgar Square donde me dijo que allí iríamos a celebrar el fin de año. Fuimos a cenar y no me gustó mucho la comida. Por la noche, a eso de la una, fuimos a una discoteca que se llamaba y se llama Heaven. ¡Que desmadre!.

A eso de las cinco de la madrugada volvimos al hotel. Y a las diez del día treinta y uno ya estábamos en la calle de compras. No paraba de llover y hacía mucho frío.
Fuimos por muchas tiendas y nos hicimos varios regalos, aunque realmente todo lo pagaba el. Yo lo intenté alguna vez pero no me dejó así que en cuanto tuve oportunidad le compré dos corbatas que me gustaron y que estaban al alcance de mi bolsillo. Sus regalos fueron estupendos y me sentí muy incomodo. Una cazadora de piel y un abrigo largo que me dejé puesto por que la cazadora que me llevé no abrigaba lo suficiente.


Continuare mas tarde ahora tengo que salir un momento.

jueves, 7 de enero de 2010

Sábado 26 de diciembre 2009


La jornada de trabajo fue bastante tranquila. La gente no esta para bricolaje el día después de navidad.
Encontré una ocasión para hablar con Javi sobre los cambios. Su respuesta fue.
-Lo hablaremos más tarde, en el descanso me buscas.- me dijo mientras miraba un montón de albaranes que tenía en las manos, perdiéndose por los pasillos.
A eso de la once le busque por las secciones. Estaba subido a un camión revisando la carga. Al verme llegar me hizo un gesto alargándome uno de los albaranes.
-Revisa que es correcto y nos vamos para mi oficina.- me señalo unos palets de cajas que por lo que pude comprobar eran lámparas de esas de la tulipa de pasta imitación a Tifanys.

Ya en la puerta de la oficina pasamos dentro y cerró. En realidad era una caseta de obra habilitada como oficina situada en la zona de carga y descarga.
-Es por lo del cambio de turno, me imagino.- dijo antes de que yo empezara.
Unos días antes se lo había comentado para que se lo fuera pensando.
-Si, bueno, más que un cambio de turno es un cambio de días.- me senté expectante en una de las sillas raídas que tenía delante de su mesa.
-Pues dime.- dijo soltando los papeles.
-El cambio serían los días veintiocho y veintinueve de diciembre por el día dos y cuatro de enero.- Se lo dije del tirón temiendo que me interrumpiera.
-Vamos a ver, con el sábado día dos no hay problema por que tengo otro cambio y te pueden sustituir pero el día cuatro, es lunes y semana de reyes. Si te lo diera, tendrías que entrar de turno de tarde el resto de la semana.- Tamborileó sobre la mesa como dándome la entrada.
-Me parece bien, no me importa estar de tarde unos días.- dije después de pensarlo un momento.
-Muy bien pues ahora quiero comentarte que el incidente de la cena del otro día ha llegado hasta dirección, no se quien lo ha dicho, aunque me lo imagino. Así que ten cuidado por que Jorge se lleva muy bien con alguno de ellos y tengo entendido que a mediados de enero te cumple el contrato. Por si acaso ten cuidado por que estás en el ojo de mira.- se levantó dando por terminada la conversación.
Me levanté y salimos juntos a la zona de carga.
-Ahora vete a comer el bocata o lo que hayas traído.- se marchó de nuevo en dirección al siguiente camión.
Había ocurrido lo que me temía pero era inevitable, ahora tendría que andar con pies de plomo.
Contento como unas castañuelas me fui a la sala de descanso.