CONSEJO:

Al ser un diario será más comprensible si se lee desde la primera entrada. Domingo 29 de noviembre 2009
Gracias por vuestra atención

lunes, 1 de febrero de 2010

Semana del 25 al 31 de enero 2010


Continuación

Ya es mío, ya tengo las escrituras, fue el martes. Al final se adelantó un día el regreso de Paco. Ante notario firme unos cuantos papeles que Paco me obligo a leer y que el también leyó. Todo correcto según me dijo, me tengo que fiar por qué había cosas que no entendí y por vergüenza no me atreví a preguntar. (Esto último parece el titulo de un libro).
Al salir compramos una botella de cava y fuimos a estrenarlo sobre una manta.
Se ha marchado para hacer otro vuelo intercontinental y este fin de semana no cuento con él.


El miércoles llevé productos de limpieza y me di la paliza limpiándolo a fondo. Aguantaré en la buhardilla hasta finales del mes de febrero y me mudaré. Ya he hablado con el casero.
Lo que tengo claro es que voy a dejar el colchón en el suelo de momento, me da muy buen royo, y después de lo que voy a contar quedará claro.

Viernes noche. ¡Que sorpresa!, y yo sin saberlo. Ahora os cuento.
Estoy en mi sitio algo más temprano que de costumbre y aparece un tipo trajeado entre los coches. Ya le había visto deambular de un lado para otro en varias ocasiones hasta que finalmente se me acercó. En lo primero que me fijé fue en sus ojos. Los tenía brillantes, creo que llevaba en cima varios copazos. Al principio recelé por si resultaba ser un poli de paisano. Pero por la forma como me entró y lo de los ojos me hizo bajar la guardia.

Llegamos a un acuerdo y le seguí un par de calles donde tenía aparcado un Smart con publicidad de una inmobiliaria. Al intentar meter las llaves en el arranque se le cayeron. Así que me ofrecí a conducirlo. El único buen regalo que le debo a mi padre es que a los dieciocho años y por mí cumpleaños me apuntará en la autoescuela, pero tener coche es algo que no me puedo permitir.
Despacio fui callejeando hasta coger la carretera de Barcelona, a la altura de
Coslada me dijo que me desviara por una zona en construcción.

Atención por que esto es la bomba.


El sitio en si era un piso piloto de lujo, todo de diseño. Paré en la misma puerta y pasamos al interior. El hombre, muy efusivo, empezó a besarme dejando que le desvistiera. Un vistazo a mi alrededor. Parecía que estaba en un decorado de película, todo coordinado, cortina, pintura, muebles. Que bien de paso tomo ideas para el mío.
Toda la ropa quedó en el suelo del recibidor y desnudos fuimos habitación por habitación uno detrás del otro hasta encontrar el dormitorio. Le dije que no conocía esa nueva técnica de venta pero que si no tuviese vivienda ya se la habría comprado.
Mientras caminaba detrás de él pude observar sus glúteos que temblaban a cada paso que daba descalzo por el suelo de gres porcelanico, y es que el tío me iba diciendo las calidades de la vivienda. Me encogí de hombros pensando que era una fantasía que tenía de vender un piso en pelotas.

Ahora viene lo mejor.

La bomba de calor estaba en funcionamiento por lo que toda la casa estaría a unos veinticuatro grados, digo yo.
Entramos en el dormitorio y nos paramos delante del espejo de cuerpo entero que cubría las enormes puertas del armario.
De un metro setenta y seis como yo, peso acorde, ojos castaños con entradas muy pronunciadas y un pene descomunal.
Se aproxima a la cama, de un tirón quita la colcha dejándola amontonada en un rincón, el colchón con el plástico todavía puesto queda al descubierto. Se inclina delante de la mesilla, desde mi posición veo unos enormes testículos colgando bien rasurados. La verdad es que no tenía un solo pelo en todo el cuerpo.
Saca lo que parecía unas sabanas que resultó ser una funda de hule de cuatro puntos de ajuste de esas que se ponen en la cama para la incontinencia y que venden en las farmacias. Lo digo por que ya tengo una, corrí a comprarla al día siguiente.
-Esto se lo tengo que hacer a Paco.- pensé nada más acabar.
Bueno, el hombre con mi ayuda la pone en el colchón, luego va y me pide que le acompañe a la cocina. A todo esto el tío no paraba de tocarme y morrearme cada vez que tiene ocasión. Está súper excitado.

Me mosqueo un poco. Un hule en la cama, en la cocina hay cuchillos. No sé. Es que yo también veo películas de miedo y el protagonista nunca se da cuenta de nada.
En la cocina calienta un bote de bodymilk de los grandes en el microondas durante unos segundos. Seguimos con los preliminares y vamos hasta el dormitorio donde va apretando el bote hasta vaciarlo del todo en el centro de la cama. A continuación se tumba y me invita a subir.
La imagen era la siguiente:
Dos hombres revolcándose sobre la crema haciendo de todo con una sensación maravillosa. Resbalando por aquí y por allá en una especie de lucha masculina por masturbar o penetrar o lo que fuera al otro.
Una experiencia fantástica y ni que decir de lo hidratado que acabamos. Al termina sacó unos rollos de papel de cocina de otro de los cajones con lo que fuimos retirando el exceso de crema antes de abandonar la cama cosa difícil, porque cuando ya estaba apunto de terminar de limpiarme me enganchaba de nuevo y otro revolcón.
Se lo recomiendo a todo el mundo.
Tengo el siguiente dilema: ¿No debería pagarle yo a él?
Cuando terminamos recogimos la funda con mucho cuidado y la metimos en una bolsa de basura que fue a parar a un contenedor.
-Ahora el que quiera, que se duche en su casa.- Me dijo al salir.



El sábado y el domingo lo dediqué a meter en cajas todo lo que no voy a necesitar de momento. Tiré unas cuantas bolsas de ropa que ya no me sirve y trastos de los que vamos almacenando sin saber porque. Aprovecharé para deshacerme de todas las cosas inútiles antes de mudarme a la nueva vivienda.
Echo de menos a Paco y un poquito también a Oscar. No me gusta estar solo mucho tiempo enseguida se apodera de mi el lado oscuro que me hace verlo todo en negativo.
Estoy pensando organizar una fiesta de disfraces para carnavales. Pero no sé si es buena idea con Oscar por aquí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario