CONSEJO:

Al ser un diario será más comprensible si se lee desde la primera entrada. Domingo 29 de noviembre 2009
Gracias por vuestra atención

jueves, 18 de febrero de 2010

Lunes 15 de febrero


Hoy lunes, se han presentado en la imprenta los hijos de Basilio. A primera hora de la mañana apareció Marcos, el hijo mayor, que tiene unos veintiséis años y es clavadito al padre. Entró saludando y sudando, ya que venía de correr por el parque. Entró y cuando llegó junto a mí me saludo por el nombre por lo que deduzco que su padre ya le ha hablado de mí. (Pero seguro que no le ha contado todo). Después entro en el despacho y se dejó caer en el sofá de dos plazas que tiene en el rincón.
-Que pasa papa, como estás.- le oí decir desde mi sitio.
-Bien, ¿y tú como lo llevas?- respondió él.
-Va, como siempre. Ayer estuve en casa de mama, creo que está tarde te traerá a Marta…- La frase continuaba pero Manuel puso en marcha la multicopista y dejé de escuchar la conversación.


Continué con mi trabajo y subí a la planta superior a llevar los pedidos del día siguiente. Al bajar me encontré a Marcos sentado en mi sitio navegando por Internet. Al verme llegar se levanto para dejarme el asiento de nuevo.


-No, sigue, sigue, ya he terminado.- dije acompañando la frase con un gesto con la mano. Él se volvió a sentar de nuevo y allí le dejé. Agarré las llaves y me fui a hacer el reparto.

Ya por la tarde poco antes de salir llegó una señora, creo que era ecuatoriana con una niña de unos diez años, que tras preguntar por Basi, bajo a la planta baja. Yo termine de cargar la furgoneta junto con Manuel y al poco se marchó dejándola con el padre.
Los deje a los dos en el despacho al padre en su sillón y a la niña dibujando en el mismo lugar donde hacía solo unas horas se sentara su hermano. Más adelante me enteraría que el hijo es de un matrimonio distinto al de la niña y que los dos terminaron en separación.
Cuando me estaba cambiando apareció en el vestuario.
-Me hubiese gustado estar contigo un ratito esta tarde, pero ya ves que no puedo.- me dijo entrando y cerrando la puerta tras de si.
-Bueno, la verdad es que de todas formas no hubiese podido quedarme, tengo varias cosas que hacer esta tarde.- No quiero que lo del otro día se vuelva una costumbre pensé.
Esperé un momento pero al ver que no se marchaba termine de quitarme el mono de trabajo y una vez doblado lo metí en la taquilla. El se acercó por la espalda abrazándome.


-Mira como me tienes.- sujetó mi mano y la llevó hasta su bragueta. A través del tejido pude sentir como palpitaba. Esperé un momento antes de retirarla pero nada más liberarme sus manos estaban metidas en mis calzoncillos mientras me besaba el cuello.
-De verdad, tengo que irme.- dije tratando de zafarme.
-Solo será un momento.- de un tirón me arrancó el slip.
-Pero….- sorprendido por su comportamiento me aparte.
-Tranquilo, te compraré una docena si quieres.- dijo acercándose de nuevo. –Anda haz me un trabajito, no me dejes así.- se apoyó en la puerta y dejó caer los pantalones.
En peores plazas he “toreao”. Podría haberle apartado o no, pero lo más fácil sería hacerle la mamada y terminar cuanto antes.
Un par de minutos después ya estaba eyaculando.

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