miércoles, 20 de enero de 2010
Semana del 11 al 17 enero 2010
El pasado día once se presentó Paco en el trabajo. Estaba colocando una de las cabeceras cuando alguien se paró junto a mí.
-Un segundo y enseguida le atiendo.- dije automáticamente para evitar que el cliente suelte la pregunta sin que le preste atención.
Y allí estaba de pie junto a mí.
Sentimientos encontrados alegría por verle de nuevo y desasosiego al recordar todo de nuevo.
Aunque trato de convencerme una y otra vez de que no tengo nada que reprocharle la rabia me golpea en oleadas. Sin embargo en cuanto le miro a los ojos me desarmo e inexplicablemente comienzo a disculparme antes de que abra la boca.
-Lo siento mucho, no se por que me comporte así, no tengo derecho a pedirte nada. De verdad no se que me paso yo… solo… no me esperaba nada de eso, pensé… bueno no se que pensé solo reaccioné de una forma ilógica. Lo siento mucho de verdad, ni siquiera me he atrevido a llamarte. No puedo exigirte nada, yo...-
Por fin le miro a la cara sorprendido al verle sonreír.
-Tranquilo, tranquilo. Solo he venido para verte y a nada más. Necesitaba verte, solo eso. Si quieres charlamos más tranquilamente cuando vuelva. Esta tarde tengo que volar de nuevo pero quería verte antes de irme solo eso. Y decirte que lo siento, no sabía que te afectaría tanto.-
Con la mano limpio una lagrima traicionera que se ha colado sin querer y suelto un suspiro junto con toda la tensión acumulada.
-Ahora mismo me apetece echarte un polvo, y no sabes como- declara abiertamente colocando la mano en mi cuello.
Por el pasillo aparece Mª Jose seguida de Jorge. Me deshago de su mano y digo:
-No, ese artículo se ha agotado pero tenemos algo similar en el otro pasillo. Sígame por favor.-
Ella me saluda con la mano y el me ignora, pasan a mi lado, perdiéndose por otro pasillo.
-Sígueme.- le susurro a Paco.
Callejeamos entre los estantes hasta llegar a los aseos. Le arrastro al baño de minusválidos que es más amplio.
No tengo que decir nada por que ya me esta desabrochando el pantalón del uniforme. Con mis manos metidas en sus calzoncillos sujeto su miembro erecto. Nos besamos. Todo es un poco caótico, cada uno va a lo suyo.
Terminamos en la siguiente posición, yo sujetándome a los agarres especiales del inodoro ligeramente inclinado y él detrás dilatándome el ano con los dedos.
Ahora viene el dilema, ninguno de los dos llevamos preservativo. ¿Que hacer?
Los resultados de la última prueba del VIH que me hice son de primeros de diciembre.
Negativo, nunca la negación fue más positiva.
Pero que pasa con… a la mierda.
-Que hacemos, no tenemos condones.- le alerto por si no ha caído en la cuenta.
-Si, yo también estoy dudando.-
-Hagamos una cosa, ponla entre mis muslos eso es mejor que nada, te compensaré cuando regreses, ¿Vale?- espero unos segundos, hace lo que le he dicho, las aprieto a continuación dejándole hacer. Eyacula, noto el líquido caliente deslizándose por mis piernas. Ahora voy yo. Me incorporo apoyando mi espalda en su pecho él me sujeta del cuello e introduce la lengua en mi boca besándome. Dejó salir el semen contra los azulejos como un surtidor.
En unos minutos ya estamos de nuevo por los pasillos. Cada uno por su lado. Sin volvernos.
Ya nos habíamos despedido en los aseos.
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