jueves, 17 de diciembre de 2009
Domingo 13 de diciembre 2009
Pasadas unas horas y un buen baño de agua caliente ya estoy mucho más tranquilo.
Se pasó todo el camino tratando de que me calmara, sujetándome una mano y hablando con mucho cariño, incluso en alguna ocasión se le saltaron las lágrimas.
Ricardo me ha curado unos cortes que tenía en los pies y le ha echado un vistazo al ojo amoratado que no puedo ni abrir. Tengo algo de fiebre, pero es normal, después de la tiritona es lo menos que podía pasarme. Todavía me duelen las mandíbulas de apretarlas por el frío y unas molestias en la zona del ano.
Le he contado todo lo sucedido, solo que al tipo en cuestión me lo ligue en un garito. Nunca he dicho nada y no se si se lo imagina o no.
Más tranquilamente tirado en el sofá me pregunta:
-Y como es que no tomaste la matricula.- afirmó más que preguntó.
-Estaba muy asustado y más preocupado por ponerme fuera de su alcance que de tomar notas.- dije tratando de quitarle hierro al asunto.
-Mira niño, esto no es para tomárselo a broma, vete a saber como podía haber terminado todo. Y, ¿no tenía ningún rotulo indicativo?- volvió a insistir.
-No, era blanca sin ningún logo- mentí. En los laterales, por lo menos en el que yo me fije rezaba: “Albañilería y reformas en general, Gorreado e hijos”.
Apuntes: no llamarlo en caso de que decida hacer alguna chapuza en casa.
-Si, esa gente planea muy bien las cosas para que no les puedan identificar.- especuló.
-¿Te duele el ojo?- me pregunta tocando el parpado superior con mucho cuidado.
-Solo cuando me lo tocas.- digo apartándome.
-Mañana por la mañana te pediré hora para el medico. ¿Tienes la tarjeta sanitaria en la bandolera?-
-Luego te la doy.-
Me quedo dormitando en el sofá con la cabeza en alto, no se que me ha comentado de posibles derrames y moratones. Son las seis de la madrugada.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario